Motivados por la búsqueda de un manejo más eficiente en términos económicos y de medio ambiente, por mejorar los suelos y por producir alimentos sanos, cada vez son más los ganaderos chilenos, especialmente los más jóvenes, que optan por un manejo regenerativo u holístico de sus praderas y animales.
“Un fuerte indicador ha sido que antes teníamos que hacernos el espacio para vender asesorías o cursos y desde hace unos dos años eso se dio vuelta y ahora nos llaman quienes quieren aprender. Cada vez hay más campos implementando el manejo regenerativo y más gente yendo a los cursos”, dice Isidora Molina, fundadora de la consultora Efecto Manada.
De hecho, calcula que actualmente hay más de 30 unidades productivas ganaderas que están cambiando sus prácticas hacia un manejo holístico, que se basa en administrar y planificar la producción para que los animales pastoreen en manadas, como lo harían en forma natural, y respetando los tiempos que toma la recuperación de las praderas y el suelo, lo que ayuda a mejorar la calidad de la alimentación del ganado –porque se promueve la diversidad de especies de pasto, y no se siembra– y las condiciones del suelo al evitar su erosión e incluso recuperar y mejorar su condición.
Isidora Molina comenta que los productores se interesan en este sistema principalmente para disminuir sus costos, ya que el convencional es más caro porque depende de la compra de insumos, y que, además, en el último tiempo se han sumado ganaderos que están preocupados por el impacto de la actividad en el cambio climático, ya que las mejoras que se generan en el suelo se pueden medir con parámetros objetivos.
‘El Instituto Savory desarrolló una metodología que permite evaluar los servicios ecosistémicos que entrega una pradera, verificando si efectivamente el suelo se está regenerando, para lo cual miden los indicadores de salud del ecosistema, con índices de corto plazo, que son anuales, y de largo plazo, cada cinco años’, explica Isidora Molina, ya que Efecto Manada representa en Chile a esta organización que trabaja en la restauración de pastizales y en prevenir la desertificación.
Quienes hacen esa medición, conocida como EOV (Ecological Outcome Verification), pueden usar en sus productos un sello que garantiza la regeneración de los suelos. Ya lo tienen Carnes Manada y El Reinal, quienes además venden directo su carne.
Otros optan por producir o comercializar animales criados solo con pasto, bajo el concepto ‘grassfed’, enfocado en generar alimentos sin agroquímicos, anabólicos y antibióticos, y privilegiando las economías locales.
FUNDO EL REINAL: MANEJO HOLÍSTICO DE EXPORTACIÓN
Tras irse a vivir desde Santiago a la Región de Los Lagos y con la idea de producir carne que pudiera darle a sus hijos sin cargos de conciencia, hace tres años Matías Undurraga comenzó a transformar la producción ganadera convencional que tenía su familia en la zona de Fresia hacia un manejo holístico o regenerativo, que además de generar un impacto positivo en el medio ambiente les permitiera no depender de insumos externos.
‘El ganadero tiene siempre muchas excusas de factores externos que justifican la falta de rentabilidad, pero creemos que la principal pérdida de recursos del sistema productivo está en la dependencia de los insumos… El campo genera ingresos, pero están distribuidos de una forma poco benéfica para el productor. Nosotros llevamos cinco años sin fertilizar, sin dar vuelta la tierra y sin agregar agroquímicos, le damos tiempo a las plantas y en el campo ese tiempo es oro’, asegura Matías Undurraga.
También afirma que el manejo regenerativo les ha permitido contar con praderas más productivas, independientes y resilientes, con resultados cercanos a los que tiene una operación convencional, pero con costos más bajos, a lo que han sumado desde hace un año la faena de una parte de los animales que producen y la comercialización directa de carne, con la marca El Reinal.
‘Empezamos a vender carne para exportación para la empresa Range Meats, que abrió el mercado de exportaciones chilenas de carnes certificadas como grassfed, y sentimos la necesidad de buscar una fórmula para que este valor agregado no se perdiera. Ahí me vine a vivir al sur y decidí hacerme cargo de la comercialización de la carne… Partimos en enero faenando dos animales y hoy ya estamos en diez animales al mes’, dice Fernanda Undurraga, socia de El Reinal
Con un potencial para llegar a faenar entre 40 a 60 animales al mes, ya que manejan alrededor de 1.500 cabezas de ganado, solo una parte pequeña la comercializan directo al consumidor final, a través de un sitio web, mientras que otra parte se exporta y el resto se va a la feria tradicional.
‘Lo más complicado es vender todos los cortes, porque la mayoría de las tiendas piden solo los parrilleros, que no son más del 25% del animal, así es que tomamos la decisión de no volver a faenar hasta tener vendido el 80% de la faena anterior. La gente lo ha entendido y hoy nos piden distintos tipos de cortes’, explica Fernanda Undurraga.
Actualmente, El Reinal es la única operación chilena que cuenta con el sello Global Animal Partnership (GAP4), que certifica el bienestar animal y la alimentación con pradera desde el nacimiento del animal hasta su sacrificio, sin utilizar hormonas ni antibióticos, y tiene también el sello EOV del Instituto Savory que garantiza que hacen manejo regenerativo, lo que les ha abierto las puertas del mercado internacional.
‘De la mano de la empresa Range Meats, donde somos parte de los proveedores que cumplen con sus estándares, hemos podido acceder a importantes mercados de Estados Unidos y Canadá, como Whole Foods Market y Thrive Market’, destaca Matías Undurraga, aunque insiste en que el público más atractivo es el nacional.
CARNES MANADA: CAPACITAR Y CONECTAR CON LA CARNE
El ingeniero agrónomo Cristóbal Gatica llegó hace casi diez años a hacerse cargo de la producción ganadera que mantenía su familia en cinco unidades distribuidas entre Puerto Octay, Osorno y Paillaco, en las regiones de Los Ríos y Los Lagos, con el objetivo de dar un giro hacia un manejo más sustentable del ganado y los campos, impulsado por su especialización en el área de conservación de la biodiversidad.
Comenzó a investigar sobre manejo holístico y regenerativo en el sector pecuario, y a partir de 2013 comenzó a implementar cambios, que fueron desde modificar la forma de tomar las decisiones en la empresa hasta prácticas concretas en el campo para manejar los suelos como un sistema vivo.
‘Buscamos potenciar al suelo como el ecosistema que va a nutrir a las plantas que van a alimentar a los animales que vamos a comer, y también a entenderlo como un sumidero o punto de captura de carbono, al contrario de lo que normalmente se piensa de la ganadería… Ya está demostrado que bien manejado, con pastoreo planificado, entre el 30% y 50% de la fotosíntesis de las plantas queda como exhudados radiculares en el suelo; es decir, que hay una captura de carbono en el suelo que se da permanentemente’, dice. Al poco tiempo recibió visitas que se interesaron por comprar esta carne, ya que vendían los animales en las ferias. Así, junto a su hermano, Sebastián, y a los socios Patricio Olavarría y Tomás de la Fuente, en 2015 decidieron comercializarla con el nombre de Carnes Manada.
‘Nos formamos como Empresa B desde el inicio, porque nos interesa formar una manada de cambio en la ganadería y nos esforzamos por informar y capacitar a otros productores y a los consumidores. Queremos dar cabida en nuestra plataforma a otros productores que estén en lo mismo, para eso hicimos un nodo de carnes naturales en Los Ríos durante dos años, capacitando a 23 productores’, afirma.
Otra clave es procesar todo el animal y no generar desechos, para lo cual instalaron una planta de procesos pequeña en Valdivia, donde elaboran productos con valor agregado, como hamburguesas, carne molida y ‘jerky’ de vacuno, que son chips listos para comer como snack, los que hoy comercializan principalmente a través de su sitio web y con ventas a algunos restaurantes.
‘Este año estamos creciendo a tasas de tres dígitos, lo que nos tiene en muy buen pie. Esperamos crecer y hemos estado viendo posibles socios estratégicos que se nos han acercado. Nos gustaría incorporar carnes de conejos, patos, corderos y pavos que estén producidos con este sistema’, proyecta Cristóbal Gatica, y detalla que Carnes Manada es hoy una de las pocas empresas certificadas EOV en Chile. (…)
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Artículo original de Paloma Díaz, Revista del Campo.